Me imagino que más de uno recordará la serie "Cops", que si no recuerdo mal emitía Antena 3 en sus comienzos. Para los que no la hayan visto, la serie iba sobre una serie de reportajes con cámara oculta (y no tan oculta) de casos reales a los que se enfrentaba la policía de Los Ángeles y en la que se podía ver con todo tipo de detalle las persecuciones, detenciones, tiroteos y múltiples aventuras en las que se metían dichos policías.
El otro día paseando por Madrid pude ser testigo directo de una importantísima operación contra una de las mafias que se pasean por Madrid a sus anchas, derrochando el miedo, el temor y el horror entre los sufridos ciudadanos. Sí, me estoy refiriendo a esas mafias chinas que se dedican a vender tarrinas de tallarines y bocadillos en las locas noches madrileñas. Como veis, la intervención de la policía en este asunto era de esperar, ya que nuestra vida se ha convertido en un sin vivir gracias a estos tipejos. Preferimos mil veces cualquier tipo de mafia que la de los tallarines y gracias a esta detención, de la que repito fuí testigo en primera plana, podemos vivir mucho más tranquilos.
Como digo, la operación tendría que haberse emitido en directo porque fué de lo más espectacular. Seguro que algún avispado director de cine que lea esto, robará ideas para su próxima película de acción...y no me extraña, porque la historia promete:
Venía de tomar unas copas por Malasaña, con la inocente disposición a tomarme alguna más por Huertas, pero una sacudida de incertidumbre me sacudió cuando ví el peligro frente a mi rostro. Un hombre joven, bajito y con los ojos achinados corría cual Ben Johnson hasta arriba de anabolizantes cargado con sendas bolsas de El Corte Inglés, probablemente cargadas de la peor droga que existe en estos momentos: tallarines resecos y que no saben a nada. Enseguida comprendí que no estaba asistiendo a una escena cotidiana...las alarmas de la policía me lo confirmaron. Un coche patrulla conducido por dos valientes agentes estaba a la caza de aquel prófugo, y no escatimaron en incrementar la velocidad del vehículo. Semejante criminal no debía ni tener la más mínima posibilidad de escapar al brazo fuerte de la ley. Lo que no contaron los agentes del coche, es que el criminal tenía sus propias armas, y en una lección de esquinazos magistral se escondió detrás de una hilera de coches aparcados y el coche patrulla pasó por delante sin percatarse de ello. El fugitivo, con una sonrisa delatadora de que se había salido con la suya, levantó la cabeza y se fué corriendo a esconderse en un garage próximo. De lo que no se dió cuenta fué que justo delante de él, venía otro agente de la ley dispuesto a cazarle...e incluso venía de puntillas como el que va a atrapar a un niño pequeño, igual que un dibujo animado de la Warner. El chino es que ni le vió y eso que venía de frente y con un traje reflectante...grave error. Se puso a mirar si había dado el esquinazo por completo al coche patrulla y al agente que venía por detrás se le iluminó la cara y aquello se convirtió en un duelo de sonrisas. Sonrisas por parte del agente por encotrarse con una presa fácil y sonrisa por parte del chino porque creía que se había salido con la suya. Ni que decir tiene que la sonrisa del agente ganó por KO. El chino fué finalmente detenido con sustillo incluído por parte del agente y risotadas del personal entre los que me incluyo, porque la escena no podía ser más ridícula. Hasta el chino se reía de su pobre desgracia, así que con eso lo digo todo.
Que policía más eficiente tenemos, un puesto menos de tallarines contra los que combatir.
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